Hombres y mujeres en tiempos de orden. De Urquiza a Avellaneda, de Rogelio Alaniz, es un compendio de fascículos ya publica-
dos que retratan a variadas personalidades claves de la historia nacional, «en tiempos de orden», es decir, en los inicios de nuestra
era constitucional. Durante el período comprendido en la presente edición, el país se fue ordenando, afirmando у
creciendo con «esperanza y esfuerzo», como diría Neruda. Caído Rosas, sucesos e instituciones no se desarrollaron armónica ni espontáneamente, ya que aún no existían ni Estado ni nación. (...) Tampoco se habían apagado las pasiones ni los fogones de la pampa. Sin embargo, por obra de un conjunto de situaciones, necesidades, personas, idearios claros, programas concretos y realizables -como poblar y
educar-, esa generación, en un tránsito durísimo, forjó un país de cuyos méritos aún vivimos.
La Historia suele encararse de dos modos: como la obra individual de algunos personajes que por sus capacidades, su voluntarismo, en algunos casos simplemente por fortuna o destino, configuran y arquitecturan un determinado tiempo (...) o como un devenir colectivo, una gran marcha común de la humanidad, donde ningún ser humano es indispensable y los procesos se dan por una suerte de fatalismo, imposible de torcer: si Napoleón o San Martín no hubiesen existido, por ejemplo, otros hubiesen tomado sus lugares.
No creemos exclusivamente en ninguna de estas dos posturas extremas, sino en una interrelación de la humanidad, del individuo y de las circunstancias, tensiones y esplendores que a veces controlamos y a veces no tanto. 
Los retratos que el autor hace de nuestros protagonistas son excelentes: una pintura vigorosa, de gran objetividad allí donde
ésta resulta tan difícil, de noble estilo literario -otra rara virtud y, en suma, de extrema utilidad para todos: docentes, estudiantes y
gente de la calle, ésa urgida de información y claridad.
Fragmento del prólogo de Horacio Sanguinetti

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Hombres y mujeres en tiempos de orden. De Urquiza a Avellaneda, de Rogelio Alaniz, es un compendio de fascículos ya publica-
dos que retratan a variadas personalidades claves de la historia nacional, «en tiempos de orden», es decir, en los inicios de nuestra
era constitucional. Durante el período comprendido en la presente edición, el país se fue ordenando, afirmando у
creciendo con «esperanza y esfuerzo», como diría Neruda. Caído Rosas, sucesos e instituciones no se desarrollaron armónica ni espontáneamente, ya que aún no existían ni Estado ni nación. (...) Tampoco se habían apagado las pasiones ni los fogones de la pampa. Sin embargo, por obra de un conjunto de situaciones, necesidades, personas, idearios claros, programas concretos y realizables -como poblar y
educar-, esa generación, en un tránsito durísimo, forjó un país de cuyos méritos aún vivimos.
La Historia suele encararse de dos modos: como la obra individual de algunos personajes que por sus capacidades, su voluntarismo, en algunos casos simplemente por fortuna o destino, configuran y arquitecturan un determinado tiempo (...) o como un devenir colectivo, una gran marcha común de la humanidad, donde ningún ser humano es indispensable y los procesos se dan por una suerte de fatalismo, imposible de torcer: si Napoleón o San Martín no hubiesen existido, por ejemplo, otros hubiesen tomado sus lugares.
No creemos exclusivamente en ninguna de estas dos posturas extremas, sino en una interrelación de la humanidad, del individuo y de las circunstancias, tensiones y esplendores que a veces controlamos y a veces no tanto. 
Los retratos que el autor hace de nuestros protagonistas son excelentes: una pintura vigorosa, de gran objetividad allí donde
ésta resulta tan difícil, de noble estilo literario -otra rara virtud y, en suma, de extrema utilidad para todos: docentes, estudiantes y
gente de la calle, ésa urgida de información y claridad.
Fragmento del prólogo de Horacio Sanguinetti